Estoy preocupada..........
Como una de las tantas educadoras chilenas, estoy preocupada por lo que veo diariamente en mi entorno y en mi país. Es verdad que Chile tiene una imagen buena en el extranjero, desde el punto de vista económico y que nuestra economía tiende a estabilizarse, que se han reducido los niveles de cesantía y que hay menos pobres, aunque también es cierto que hay más ricos. Tenemos inmensos Malls con tiendas dignas de Europa, comedores de comida rápida atochados de gente, carreteras muy expeditas y llenas de peajes, autopistas cada vez más rápidas para seguir en esta carrera vertiginosa de nuestra ciudad. No nos imaginamos nuestra vida sin un celular los que no dejan de sonar ni en misa ni en velorios. Nuestros hijos no imaginan la vida sin un computador o sin internet o sin un DVD . Nuestro entorno esta lleno de protecciones, alarmas, candados, perros que atacan a sus propios dueños, todo porque la delincuencia no discrimina edad, sexo o condición social, solo agrede con una violencia animal que nos estremece día a día.La droga ha socavado nuestra sociedad, la gente ya no tiene escrúpulos, se convierte en adicto, traficante o simplemente en empresario con dineros de dudosa procedencia. A nivel político las coimas hacen nata y algunos jueces express firman tantos documentos que ni ellos mismos saben de que se tratan.
Del Chile de hace algunos años atrás en donde el respeto a los padres era la base de una buena formación, en donde las madres esperaban a sus hijos para servirles un plato de comida, en donde se conversaba, se apoyaba a los niños con sus deberes escolares, como familia se criaba a los hijos con valores sólidos que permitían a los jóvenes pasar su infancia y adolescencia sin mayores conflictos internos o depresiones tan de moda hoy en día y que nos sobrepasan como educadores. Si la familia se quebranta, todo el sistema se resiente y eso es lo que pasa en la actualidad.Padres separados, violencia intrafamiliar, madres con depresión y por ende hijos con depresión, soledad, padres demasiado permisivos que no se atreven a llamar la atención a sus hijos por miedo a que estos se vayan de sus casas, entren en depresión, o se refugien en las drogas o el alcohol. Y es aquí, en este punto, donde el colegio pasa a ser el responsable de todo, de la formación valórica de los niños y jóvenes, de que una adolescente quede embarazada, de que un niño agreda o mate a un compañero, de que los niños usen los garabatos, en vez de su lenguaje materno: el Español, y además tiene que tratar de solucionar los conflictos familiares. No será mucha responsabilidad. Pero como educadora y católica no debo perder la esperanza en mi país. Por eso seguiré trabajando para encontrar los molinos de vientos que me harán vislumbrar un futuro mejor para los niños y jóvenes de mi Chile querido.